
Terapia esencial y flores de bach"
La terapia esencial consiste en el uso de la terapia floral desde una sensibilidad y escucha consciente, además de un acompañamiento sostenido por la física cuántica y otros saberes, para llevar a la propia conciencia hacia un lugar donde exista coherencia y armonía con todos sus cuerpos (alma, cuerpo físico, emocional y energético). La terapia floral trabaja en nuestro campo emocional y energético, es un trabajo sutil pero poderoso que actúa como un recordatorio que le damos a nuestras células (a nivel físico y energético) para ayudar a integrar todo lo trabajado y para acompañar el camino hacia la armonía. Así que benditas flores! Que por resonancia nos acercan a la paz de nuestro ser...!
La terapia floral consiste en 38 especies vegetales que son capaces de influir positivamente en tu estado emocional e, incluso, resultar beneficiosas para tu salud y para paliar los síntomas de determinadas enfermedades, ya que afectan en tu campo emocional.
Cada esencia floral emite una vibración determinada que armoniza nuestra propia vibración.
En el campo emocional, cualquier emoción se representa como una vibración determinada del cuerpo. En el momento que una persona está triste, por poner un ejemplo de estado emocional desequilibrado, y toma un preparado de flores de Bach, estará restableciendo la frecuencia correcta de dicha emoción y por tanto del cuerpo físico también.
Así pues, las esencias nos ayudan a recuperar la armonía entre el alma y el ego, y por ende, con nuestro cuerpo.
"La enfermedad es, por esencia, fruto de un conflicto entre el Alma y la mente". Dr. Bach
La filosofía curativa de Edward Bach.
Bach entiende por alma al lugar que alberga el mensaje de lo que estamos llamados a ser. El sitio en el que se inscribe el camino a seguir para nuestra evolución. Sendero que es imprescindible transitar ya que el Ser no es sólo un don que se nos hace sino una obligación que se nos impone.
Edward Bach nos dice que quien se interpone en el camino del conocimiento es la propia mente a la que entiende como una suerte de contenedor de nuestra personalidad, condicionamientos familiares y sociales y demás atavismos, la cual no tiene especial idea del proyecto que nuestra Alma desea realizar.
"...mientras nuestra Alma y nuestra personalidad estén en armonía, todo es paz y alegría, felicidad y salud. Cuando nuestras personalidades se desvían del camino trazado por el Alma, ya sea por nuestros deseos mundanos o por las convicciones de otros, surge el conflicto. Este conflicto es la raíz, causa de enfermedad y de infelicidad".
La persistencia en esta actitud determinará la aparición, en principio, de un síntoma psíquico negativo para luego instalarse en nuestro cuerpo a modo de enfermedad. El conflicto habrá de reflejarse en el cuerpo físico...
Queda claro entonces que la lectura ‑en tanto decodificación de una serie de símbolos que incluyen un mensaje‑ de la enfermedad que Bach realiza para detectar el remedio o esencia más apropiada, parte de la búsqueda del síntoma psicoemocional en desequilibrio y nunca de un diagnóstico orgánico. Bach, como correcto heredero de la sabiduría ancestral, reconocía que la enfermedad y su localización no es accidental sino que tiene que ver con una ley de producción del síntoma que es diferente en cada sujeto afectado, aunque sea por la misma enfermedad. Cada ser produce su propia y particular dolencia de acuerdo a como se exprese en la vida, y nos advierte:
"No nos fijemos en la enfermedad, pensemos sólo en cómo ve la vida el enfermo".